jueves, 5 de julio de 2012

Chocolate

Esta es una historia sin lugar para sorpresas implícitas dentro de un huevo de chocolate.
En un pueblito del sur de Córdoba, muchos niños y niñas se divertían en una esquina, andaban en bicicleta, jugaban a la mancha,  compartían golosinas, inventaban historias, esas que tienen la marca de superhéroes voladores, monstruos inofensivos y valientes soldados.
Un día llego a la esquina Chester, un chico del barrio, de esos que pocas veces se suman a la banda de "los bolitas de tierra" como solían llamar al grupo las viejas chusmas de la cuadra. Todos estaban sorprendidos, no era común verlo ahí, intentando ser uno mas, parado inmóvil a un costado.

Dejando el asombro de lado Lolita, una de las cuatro nenas que estaba en la reunión , se acercó para invitarlo a jugar, pero Chester no emitió ni una palabra, solo con su cabeza dijo que no, entonces se acerca Roli el caradura de la banda y le convida con un chocolate, persuadiéndolo con la frase -¡dale, comé es un huevito que viene con sorpresas re copadas, que nosotros intercambiamos todas las tardes!- pero el niño "raro" (a esa altura era el único adjetivo que se les ocurría) de nuevo con su cabecita dijo que no.
Todos quedaron aturdidos con las respuestas, nadie podía entender que no salga nunca, que no hable, que no quiera jugar, pero mucho menos que no desee comer un chocolate ni intercambiar el juguete que viene adentro. Eso escapa a toda comprensión posible.
 Casi paralizados todos empezaron a alejarse lentamente cuando de forma inesperada y en vos muy baja, Chester pronuncia: -¿qué es un chocolate?- -¡Nunca intercambié una sorpresa!- 
Lolita vuelve corriendo y con un gesto de tristeza en su mirada le expresa: -Chester, vos tenés mucho dinero, todo el barrio sabe eso, tus padres viven de viaje por el mundo, tienen muchos autos y muchas casas y vos vas a un colegio mucho mas caro que el nuestro. Nosotros siempre pensamos que vos comías muchos chocolates y que tenias miles de sorpresas expuestas en una repisa en tu habitación.-
El nene raro casi con lágrimas en los ojos le responde -No Loli, mis papás nunca están en casa, pero  se encargan de que yo gaste mi ahorros en libros de inglés, nunca dejan que compre lo que yo quiero, en verdad nunca comí un chocolate y mucho menos tengo esa repisa que ustedes piensan-. Entonces se acerca Roli con el huevo que cada uno había comprado ese día, ofreciéndoselos  a modo de consuelo, le manifiesta su dolor: -No puedo creerlo Ches, pero no te preocupes, de ahora en mas sabes que cuentas con nosotros, con nuestros chocolates y con nuestro dinero para comprar lo que quieras. Con todo tu dinero no puedes comprar la felicidad, pero con el nuestro puedes comprar chocolates, que es casi lo mismo.-
Todos contentos le ofrecieron su amistad a Chester, jugaron felices y comieron perdices...digo chocolates.
Hay muchas historias de niños sin tiempo para sorpresas, juegos ni chocolates.  pero si para demasiadas responsabilidades. Historias de madurez forzada por las circunstancias y por las personas.  Ofrecerle tu amistad a alguien es regalarle la oportunidad de volver a nacer, de soñar y de ver la realidad, pero al realidad transformable.



2 comentarios:

  1. Que linda historia, me encanto es muy linda expresaste mucho tu creatividad, y también tu imaginación, me gusto.



    Firma:Tomy

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  2. Muchas gracias tommy, yo quiero leer alguna historia tuya... espero que me pases tu blog... te mando un beso y gracias de nuevo por el comentario!!! :D

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